IDIOMA

martes, 10 de marzo de 2009

"ME VI OBLIGADO A... HACERLO"

No encuentro forma de controlar mi respiración y parezco un perro rabioso…

Esa sustancia liquida, obscura, calida, pegajosa con un impregnarte olor… escurre por mis manos, entre mis dedos y dejándolas cada vez más manchadas… el agua no la quitara fácilmente.

Quien podría decir que yo me vería involucrado en tal situación, desde niño criado con los mejores privilegios, otros siempre hacían el trabajo sucio. Cuando pensaba en el supuesto caso, de tener que llegar a tal atrocidad y si algún día se presentara este escenario, mis manos nunca se mancharían así…

Las situaciones se gatillaron de tal forma que fue inevitable tomar alguna otra decisión, que encrucijadas nos pone la vida, sin más pensar debía hacerlo y punto. Tal vez, llevado a actuar por el estado emocional y la soledad, afloro en mí el instinto.

¡Que otra cosa podría hacer! - presionando fuertemente los puños -

Estoy decidido a resolver el maldito problemita, en la soledad de este lugar, acá ya no hay acceso a la tecnología, no existen personas que vivan en el lugar ni mucho menos que transiten constantemente, era este el momento, la vida me ha puesto a prueba, y estoy decidido hacerlo con mis propias manos…

Tomando fuertemente por un extremo la llave de cruz, ubicada en el maletero, junto a un montón de herramientas en la caja, decidí que esta era la adecuada para el trabajo, era más instinto que nada, procediendo con tal naturalidad que daba miedo…

Dando firmes pasos y con la herramienta a cuestas me ubique a su lado lentamente e inicié, esperando alcanzar mi cometido. Definitivamente no sabría explicar cuando esa frialdad que corría por mis venas comenzó a incendiarme por dentro, tal vez cuando comenzó a brotar el calido liquido o cuando un destello ilumino mi mente diciendo, ya no existe vuelta atrás. Él mi socio incansable de tantas aventuras, jamás me había fallado, siempre fiel… yo por supuesto confiado en el buen trato que yo procuraba darle, nunca pensé que me haría esto.

El sol continuaba bajando y me preocupaba que lo hiciera, la oscuridad nocturna y su silencio, vendría acompañar mi soledad reclamando que, estoy metido en problemas y que no era buena idea hacer esto… no debí hacerlo… no debí hacer esto… no sabia lo que estaba haciendo…

Huellas de mis actos quedaron regadas por todo el sector, el aire puro se vicio impregnado de olor a extraños, que exudaban olor a oxido por todas partes. Que rabia tengo contra aquel que yace inmóvil, me quema por dentro, no se si llamarle traición o habrá sido simplemente una falla. Todos tenemos fallas y no lo culpo por eso, sin embargo no logro controlar la ira y las malas palabras siguen saliendo de mi boca con tal despecho y odio…

Pero cual es el problema, si estas palabras no te lastiman…

yo se que no puedes oírme…

¡Maldito Auto!

1 comentario:

  1. Siempre sucede, sales con tiempo pero el colectivo no para y llegas tarde al trabajo, pones una moneda en la maquina de gaseosa y al abrirla te manchas la ropa justo en esos lugares que dan para malos entendidos, y sientes que la ira te carcome.
    No siempre hay un porque de nuestros días, lo cierto es que nos pasa a todos y por lo general cuando menos lo esperamos.
    Una vez un muchacho me invito a cenar había elegido el restaurante y luego un buen bar con música de jazz, estaba encantado con sus planes, lo cierto es que el restaurante estaba cerrado por reparación y la banda fue pésima.
    Pero sabes, si bien estuvo muy molesto (aunque trato de ocultarlo) termino siendo una bella anécdota que compartimos aun hoy que no estamos juntos.
    No dejes que lo inesperado transforme tu día, has lo que sabiamente pregona en sus poemas Whalt Whitman, no guardes tus sentimientos
    gritalos por los tejados del mundo y libérate.

    Saludos Esmeralda

    ResponderEliminar